Por otra parte nos mueve el piso de saber que los estudiantes tienen un poder terrorífico para denunciar estas malas práctica, los códigos de comunicación, los artefactos tecnológicos, las aplicaciones tecnológicas y sobre todo la cultura de las comunidades virtuales que se convierten en su refugio y centro de operaciones.
Al mismo tiempo el profesor actual tiene que valorar esa denuncia o esa rebeldía por parte del estudiante, a fin de convertirla en una oportunidad de cambio, en lo personal, le llamo volver a nacer como docente, olvidando todo aquello que ya no aplica en educación o que pone barreras mortales entre el estudiante y el profesor.
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